jueves, 18 de julio de 2013

Relación entre la cocaina y la Presión Arterial



Como hemos detallado en entradas anteriores, la droga comúnmente conocida como “cocaína” es una sustancia fuertemente estimulante del sistema nervioso, logrando una exaltación general de todo el cuerpo. Además de su efecto de dependencia y síntomas psiquiátricos, puede producir debido a su efecto vasoconstrictor, cuadros de hipertensión arterial, arritmias cardiacas, accidentes cerebrales transitorios y accidentes cerebrales mortales. La consecuencia del efecto vasoconstrictor es principalmente el bloqueo de las arterias del cerebro, imposibilitando el pasaje de la sangre al cerebro.




En un trabajo reciente, investigadores australianos evaluaron las arterias de 20 adultos que consumían cocaína con regularidad y a 20 adultos sanos que nunca habían tomado la droga. Lo que encontraron fue que los usuarios de cocaína tenían arterias más duras, una presión arterial más alta y una pared muscular cardiaca más gruesa. Específicamente, los usuarios de cocaína tenían un endurecimiento de la aorta (la arteria más grande del cuerpo) de 30 a 35 por ciento más elevado, una presión arterial sistólica (la cifra superior en una lectura de la presión arterial) 8 mm Hg más alta, y un grosor del ventrículo izquierdo del corazón 18 por ciento mayor. 


Es importante remarcar que los efectos combinados de una mayor coagulación sanguínea, un mayor estrés en el corazón y una mayor constricción de los vasos sanguíneos ponen a los usuarios de cocaína en un alto riesgo de infarto.


Los investigadores cerraron el trabajo con una frase a destacar. "Es la droga perfecta para un ataque cardiaco”. Pero se podría ampliar diciendo "Es la droga perfecta para un ataque cardiaco y/o cerebral”.


Si bien estudios anteriores han mostrado que la cocaína puede causar hipertensión y endurecimiento arterial a corto plazo, este es el primer estudio en mostrar que esos efectos pueden ser a largo plazo, generando daño permanente en el cuerpo de la persona que consume. 


Estos hallazgos, resaltan la necesidad de educar a las personas sobre los efectos a corto y a largo plazo del uso de cocaína, para ayudar a prevenir el ataque cardiaco y el cerebral.

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