El
denominado Síndrome de Estrés
Post-Vacacional, luego que las personas disfruten de su
descanso veraniego, en algunas ocasiones podría provocar tristeza,
apatía, depresión, taquicardia,
sensación de ahogo, tensión, dolores musculares, problemas de estómago o
simplemente mal humor. Afecta especialmente a los adultos jóvenes de
entre 25 y 40 años.
La causa principal de este síndrome
es el cambio en el ritmo diario,
lo que lleva a la alteración del reloj biológico y del psicológico. Durante las
vacaciones el ritmo de vida sufre un cambio significativo, en general nos
acostamos más tarde y lo mismo ocurre con la hora de levantarnos. Hay un
desorden en nuestros hábitos y nuestra rutina. Tanto la actividad social,
como los horarios y la alimentación varían cuando nos encontramos de
vacaciones. La vuelta a la vida de todos los días significa otro cambio brusco para nuestro organismo.
Este síndrome generalmente presenta
problemas de insomnio con somnolencia durante el día, falta
de concentración, desidia con respecto a las tareas que se deben enfrentar y
ansiedad.
Tres recomendaciones para intentar
disminuir el impacto de este síndrome son:
- No volver del inmediato a la rutina. Es conveniente tener algo de tiempo para readaptarse a los hábitos de siempre.
- No echarle la culpa de todos los males al ámbito donde trabajamos.
Este síndrome también afecta a chicos en edad escolar. Una manera de prevenir la aparición de éstos síntomas, es ayudar a nuestros hijos a recuperar los hábitos antes de empezar las clases, como por ejemplo los horarios de acostarse y de levantarse.
Si bien este síndrome cada vez es
más común entre las personas, afortunadamente es sencillo prevenir. Con
simples consignas se la puede evitar y así no opacar el descanso
obtenido en las vacaciones.
Muchos saludos.
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