Amigos, les comparto una nota que salió recientemente en el diario La Nación sobre una nueva intervención que se está realizando en el CEMIC para la trata de pacientes con enfisema pulmonar grave. Se trata de una intervención minimamente invasiva, sin bisturí y sin sedación profunda.
La misma consiste en insertar en las vías de ingreso al lóbulo pulmonar afectado una pequeñísima válvula que aísla la zona dañada y permite la recuperación de la parte sana. El resultado es una marcada mejoría (de alrededor del 30%) en los parámetros de función pulmonar y tolerancia a la actividad física y, por supuesto, en la calidad de vida del enfermo.
El jueves pasado, en el Hospital Universitario Cemic, una rosarina de 55 años, que fumó treinta cigarrillos diarios entre los 14 y los 52, se convirtió en la primera argentina en recibir este tratamiento tras la aprobación del dispositivo por la Annmat . Ayer fue dada de alta, después de que el médico que realizó la intervención, Pedro Grynblat, recibiera un simpático mensajito telefónico: "Doc, mejor imposible. Camino más rápido y sin las manos en la cintura. que venga a darme el alta".
"El enfisema se produce en una parte de los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC], que en nuestro país padecen alrededor de tres millones de personas -explica Grynblat, también jefe de endoscopia del Hospital María Ferrer y maestro instructor de Bronchoscopy International-. Hasta ahora, la única posibilidad de tratamiento que había en los casos graves era una operación «a cielo abierto», una gran cirugía de reducción de volumen que exige cuatro o cinco días de terapia intensiva, drenajes pleurales durante entre 36 y 72 horas, y riesgo de complicaciones. Esto, en cambio, se hace a través de una broncoscopia como la que se practica con fines diagnósticos. Se ingresa a través de la boca, la laringe, la tráquea, los bronquios y se busca el segmento que está afectado. Fisiológicamente es similar, porque la cirugía saca la parte afectada del pulmón; la válvula excluye funcionalmente esas zonas sin sacarlas."
La válvula permite que el lóbulo con enfisema se "desinfle" y deje de aplastar al sano.
Desarrollado y fabricado en los Estados Unidos, el dispositivo mide entre cuatro y ocho milímetros de diámetro, por ocho milímetros de largo. Está hecho de silicona montada sobre una malla de nitinol (el mismo metal que se utiliza en los stents cardíacos, que tiene memoria de forma y superelasticidad), y ayuda a controlar el flujo de aire, abriéndose cuando el paciente espira (y no permitiendo que vuelva el aire) y cerrándose cuando inspira. Así va haciendo que la región afectada reduzca su tamaño.
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