Aunque el trastorno bipolar (en adelante TB) es asociado con varios resultados adversos de la salud, su relación con delitos violentos es incierta. Es decir que varios eventos adversos de salud han sido reportados como desórdenes bipolares, sin embargo la evidencia de violencia es menos clara.
Los cuestionamientos que dieron origen al estudio fueron: ¿El trastorno bipolar está asociado con los delitos violentos? ¿Tiene el paciente con desorden bipolar mayor riesgo de cometer crímenes?
Para responderlas, los autores utilizaron registros de la población de Suecia (1973/2004) y analizaron 3.743 individuos que habían sido diagnosticados con TB más de una vez, 4.059 hermanos no afectados por la enfermedad y 37.429 individuos integrantes de la población general. Así, se analizaron diez testigos emparejados por cada persona que padecía la enfermedad. El período de seguimiento fue de 31 años.
Cabe mencionar que todos los individuos enfermos habían sido diagnosticados según los criterios de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-8, ICD-9 o ICD-10).
La condena por delitos violentos incluyó el homicidio, el asalto o ataque por robo, el incendio intencional y cualquier tipo de delito sexual (exhibicionismo, acoso, intimidación o amenazas). Y sólo se tuvieron en cuenta los delitos cometidos después del diagnóstico.
Durante el seguimiento, 314 individuos con TB (8,4%) cometieron algún delito violento, mientras que 1.312 personas de la población general (3,5%) también lo hicieron. Por otra parte, se supo que el riesgo era mayor en aquellos pacientes con comorbilidad de abuso de sustancias (interacción entre la enfermedad y el consumo de drogas que puede empeorar la evolución del paciente).
La prevalencia de condenas por delitos violentos en los pacientes (8,4%) fue más atenuada cuando se los comparó con el grupo de los hermanos libres de enfermedad (6,2%). Es decir, que entre los individuos afectados por la enfermedad y sus hermanos no afectados, el TB seguía siendo asociado a un mayor riesgo de violencia pero en menor proporción que cuando habían sido relacionados con la población general.
Abuso de sustancias
Otro dato importante que arroja la investigación está relacionado al abuso de sustancias: los pacientes enfermos que además tenían problemas de adicción y abuso de sustancias tenían seis veces más riesgos de cometer delitos que la población general y 3 veces más que sus hermanos.
Mientras que en los pacientes que no presentaban este problema el riesgo era apenas significativamente elevado en comparación con la población general y no era diferente del riesgo en sus hermanos.
Por otra parte, se descubrió que el índice de condenas por delitos violentos también era alto en los testigos de la población general con abuso de sustancias (33%). Y entre los hermanos con abuso de sustancias más alto aún (41,5%).
Conclusiones:
En los individuos que sufren TB el riesgo de ser condenados por un delito violento es mayor que en la población general y también que en sus hermanos no afectados por la enfermedad. Y esta variable aumenta si los pacientes además tiene problemas de abuso comórbido de sustancias.
Hubo un incremento del riesgo de delito violento entre los hermanos no afectados de los individuos con TB.
Aunque las actuales guías de lineamiento para el manejo de los pacientes con TB no recomiendan una evaluación de rutina del riesgo de violencia, su inserción debería ser revisada en aquellos pacientes con comorbilidad de abuso de sustancias.
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