
En ocasiones se cree que la drogadicción sólo es un problema social y se caracteriza al adicto como una persona moralmente débil o, peor aún, como un delincuente; otro mito común es creer que podrían dejar de consumir con sólo estar dispuestos a hacerlo. Sin embargo, la drogadicción es una enfermedad que impacta al cerebro y, por esta razón, dejar las drogas no depende simplemente de tener fuerza de voluntad.